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Historia de la cerveza

Históricamente, la cerveza ya era conocida por los sumerios, egipcios, mesopotámicos e íberos, a fechas que se remontan como mínimo al 6.000 a.C. La agricultura apareció en la zona de Mesopotamia en un período que se sitúa entre la revolución del neolítico y la edad de los metales. La ley más antigua que reglamentaba la producción y venta de cerveza se encuentra en la Estela de Hammurabi, del año 1.760 a.C., en la que queda escrito que se condenaba a muerte a quien no respetara el criterio de la fabricación indicado; se sancionaba, por ejemplo, aguar la cerveza o abrir un local de venta sin autorización.

Su elaboración es sólo una cuestión de modificar las proporciones de los ingredientes. Si se ponía más harina que agua y se dejaba fermentar, se obtenía pan; si se invertía la proporción poniendo más agua que harina y se dejaba fermentar, se conseguía cerveza. Los indicios más antiguos que demuestran la existencia de la panificación y la cervecería aparecen en Mesopotamia, pero no se puede buscar ninguna filiación con procedimientos idénticos en el resto de Europa. Por tanto, se cree que la cerveza se descubrió o inventó en muchos lugares del Mediterráneo y de Europa de manera bastante simultánea. Las cervezas primitivas parecen ser más densas que las actuales. Según la receta más antigua conocida, la del papiro de Zósimo de Panópolis (siglo III), los egipcios hacían la cerveza a partir de panes de cebada poco cocida que se dejaban fermentar en agua. Por otro lado, en Oriente se utilizaba arroz y bambú.

Antiguamente, el fenómeno de la fermentación era concebido como un acto divino con fuerte carácter mágico. En cierto modo, como los alfareros o los fargaires, el hombre sustituía a la Madre Tierra, provocando y domesticando un fenómeno divino. Así es como la cerveza fue concebida como la bebida sagrada placentera a los dioses. No son raros los textos en los que se describe una ofrenda con la cerveza como alimento sagrado.

Con los siglos, sobre todo a partir de la romanización, la zona mediterránea se consolidó como una zona básicamente vinícola mientras que la cerveza se producía en el centro y norte de Europa y tomaba la forma de lo que se entiende actualmente por cerveza. Así, se extiende el uso de malta de cebada como ingrediente principal y también se comienza a introducir el uso del lúpulo como aromatizante. Esta planta cannabiácea da a la cerveza su sabor amargo característico, a la vez que facilita su conservación.

«Assisa panis et cervisiæ» es una frase latina que hace referencia a una ley del siglo XIII, aplicada a Inglaterra durante la Edad Media, con el objeto de regular los precios y la cantidad tanto del pan como de la cerveza. La ley fue promulgada por Enrique III entre 1266 y 1271. Fue la primera ley en la historia de Inglaterra (y quizás en Europa) destinada a regular la producción de alimentos.

En 1516, el duque Guillermo IV de Baviera redactó la primera ley que definía qué era la cerveza. Esta “ley de la pureza” o Reinheitsgebot decía que sólo se podía utilizar agua, malta de cebada y lúpulo. Esta definición es todavía la que define actualmente el estándar de cerveza en la mayor parte del mundo.

La cerveza empezó a recuperar su presencia social en España a partir del reinado del emperador Carlos I, que trajo a maestros cerveceros de Alemania. Pero, por aquel entonces, la cerveza era todavía un producto de temporada y fue registrada por primera vez en España entre las pertenencias del emperador, cuando murió en el monasterio de Yuste, por su secretario Martín de Gaztelu.

En Cataluña, se han encontrado indicios de elaboración de cerveza en yacimientos prehistóricos como el de Genó (Lleida) o el de Begues (Barcelona), pero no se puede hablar de ninguna auténtica industria cervecera hasta el siglo XIX, cuando comienzan a aparecer pequeñas fábricas artesanales. La primera gran fábrica de cerveza catalana, y también la primera de España, fue Moritz, abierta en 1864 por Louis Moritz en Barcelona.

Fuente: Wikipedia